Si julio sabia que su padre no hablaba en serio, posiblemente no habría actuado como lo hizo pero en cuanto lo oyó decir" quiero matarte" el chico cogió el cuchillo que estaba apoyado sobre la mesa y se lo hundió en el estómago de su padre. No quería morir y estaba dispuesto a hacer lo que fuera por impedirlo.
Julio se quedó paralizado, mirando cómo la sangre corría y corría y su padre lo miraba. primero su mirada mostraba sorpresa pero, a media que pasaba los minutos sus ojos se iban volviendo mas y mas bobos: tanto que en un momento dado se pusieron grises, como llenos de agua. y Julio se quedo mirándolo,mudo para siempre.
Cuando llegó su
madre, el niño se hallaba sentado junto al cuerpo de su padre que yacía
retorcido entre un charco de sangre. El piso de la cocina era un verdadero
estropicio. ‘¿Qué has hecho, Braulio?’ le preguntó con una angustia lacerante
subiendo del pico de su estómago. El niño no respondió. Por mucho que
intentaron (ella y todos los que vinieron después) hacerle hablar, Braulio no
dijo nada.
Después de ese
suceso, Julio estuvo internado en diversas instituciones donde intentaron
ayudarle; pero nadie puede ayudarte a olvidar y nadie te devuelve lo que has
perdido. Así que salió como había entrado, con la mirada perdida, con la imagen
de los ojos bobos de su padre bordados de sangre e incapaz de proferir una sola
palabra.
Han pasado veinte
años, ahora Julio escribe porque es la única forma de asir las palabras.
Escribe cuentos para niños en los que usa con determinación cada término e
intenta ser claro; sabe que las palabras son importantes y que no pueden
utilizarse a la ligera. No volvió a hablar, pero su escritura tiene una voz
intensa y luminosa.
Autor: COLLAGUAZO LUIS
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